La Iglesia Católica, como institución divina, tiene un conjunto de leyes y normas que tutorialn la vida de sus fieles. Estas leyes, conocidas como Leyes de la Iglesia o Mandamientos de la Iglesia, se basan en la doctrina cristiana y tienen como objetivo promover la santidad y el bienestar espiritual de sus miembros. En este artículo, exploraremos en profundidad las leyes de la Iglesia, su origen, clasificación y aplicación en la vida cotidiana.
Naturaleza de los Mandamientos de la Iglesia
La Iglesia Católica, por su propia naturaleza, tiene la autoridad para promulgar leyes obligatorias para todos los fieles. Esto se deriva de su misión de ser la guardiana y la intérprete de la Revelación Divina. Para cumplir eficazmente con este mandato, la Iglesia necesita el poder de sancionar sus leyes con la máxima seriedad.
Las leyes de la Iglesia, cuando son de carácter universal, tienen como objetivo:
- Definir o explicar una doctrina, ya sea mediante una declaración positiva o la condena de un error contrario.
- Prescribir el tiempo y la forma en que se debe observar una ley divina, que puede ser más o menos general e indeterminada. Por ejemplo, la obligación de los fieles de recibir la Sagrada Eucaristía durante la Pascua y de confesar sus pecados anualmente.
- Definir el sentido de la ley moral en su aplicación a casos de conciencia difíciles. Muchos de los decretos de las Congregaciones Romanas entran en esta categoría.
- Regular aspectos de la disciplina eclesiástica para salvaguardar la observancia de la ley superior. Un ejemplo de esto son los mandamientos de contribuir al sustento de los pastores.
Todas estas leyes, cuando son obligatorias para todos los fieles, son verdaderamente mandamientos de la Iglesia. Sin embargo, en un sentido técnico, la tabla de estos mandamientos no incluye pronunciamientos doctrinales. Esto haría que la tabla fuera demasiado compleja. Los mandamientos de la Iglesia (en este sentido restringido) son morales y eclesiásticos, y como un código particular de preceptos, son necesariamente amplios en su carácter y limitados en número.
Historia de los Mandamientos de la Iglesia
La historia de la forma y el número de los preceptos de la Iglesia es larga y compleja. En los primeros siglos de la Iglesia, no existía un cuerpo fijo y formal de mandamientos eclesiásticos. Sin embargo, ya en la época de Constantino, se hacía especial hincapié en la obligación de asistir a misa los domingos y días festivos, recibir los sacramentos y abstenerse de contraer matrimonio en ciertas épocas del año.
En el siglo VII, el Penitentiary de Teodoro de Canterbury menciona penas impuestas a quienes despreciaban el domingo y no cumplían los ayunos de la Iglesia, así como legislación sobre la recepción de la Eucaristía. Sin embargo, no se hace referencia a ningún precepto de la Iglesia aceptado en un sentido particular.
En los libros alemanes de instrucción y devoción popular a partir del siglo IX, se hizo especial hincapié en la obligación de cumplir con estos deberes. Esto se observa especialmente en las formas preparadas para el examen de conciencia. Según una obra escrita en esta época por Regino, Abad de Prüm (muerto en 915), titulada libri duo de synodalibus causis et disciplinis, el obispo en su visita debe preguntar:
- Si alguien no ha cumplido el ayuno de Cuaresma, o de los días de ayuno, o de las rogaciones, o el que haya sido establecido por el obispo para detener cualquier plaga.
- Si hay alguien que no ha comulgado tres veces al año, es decir, en Pascua, Pentecostés y Navidad.
- Si hay alguien que ha retenido los diezmos a Dios y a sus santos.
- Si hay alguien tan perverso y tan alejado de Dios como para no ir a la Iglesia al menos los domingos.
- Si hay alguien que no se ha confesado una vez al año, es decir, al comienzo de Cuaresma, y no ha hecho penitencia por sus pecados.
La insistencia en los preceptos aquí implícitos, y el hecho de que se agruparan casi invariablemente en los libros ya mencionados, tuvo el efecto inevitable de darles un carácter distinto. Llegaron a ser considerados como mandamientos especiales de la Iglesia. Así, en un libro de tratados del siglo XIII atribuido a Celestino V (aunque la autenticidad de esta obra ha sido negada), se dedica un tratado separado a los preceptos de la Iglesia y se divide en cuatro capítulos, el primero de los cuales trata del ayuno, el segundo de la confesión y la comunión pascual, el tercero de las prohibiciones matrimoniales, y el cuarto de los diezmos.
En el siglo XIV, Ernesto de Parduvitz, Arzobispo de Praga, instruyó a sus sacerdotes para que explicaran en sermones populares los puntos principales del catecismo, el Padre Nuestro, el Credo, los mandamientos de Dios y de la Iglesia. Un siglo después (1470), el catecismo de Dietrick Coelde, el primero, se dice, en ser escrito en alemán, establecía explícitamente que había cinco mandamientos de la Iglesia.
En su summa theologica (parte I, tit. Xvii, p. 12), Santo Tomás de Aquino (1439) enumera diez preceptos de la Iglesia universalmente obligatorios para los fieles. Estos son:
- Observar ciertas fiestas.
- Cumplir los ayunos prescritos.
- Asistir a misa los domingos y días festivos.
- Confesarse una vez al año.
- Recibir la Sagrada Comunión durante la Pascua.
- Pagar los diezmos.
- Abstenerse de cualquier acto sobre el que se haya impuesto un interdicto que implique excomunión.
- Abstenerse también de cualquier acto prohibido bajo pena de excomunión latae sententiae.
- Evitar la asociación con los excomulgados.
- No asistir a misa u otras funciones religiosas celebradas por un sacerdote que vive en concubinato abierto.
En el siglo XVI, el canonista español Martín de Azpilcueta (1586), da una lista de cinco preceptos principales de obligación:
- Ayunar en ciertos tiempos prescritos.
- Pagar los diezmos.
- Ir a confesarse una vez al año.
- Recibir la Sagrada Comunión en Pascua.
En esta época, debido a la prevalencia de la herejía, aparecieron muchas obras populares en defensa de la autoridad de la Iglesia y exponiendo de manera especial sus preceptos. Entre ellas, la summa doctrinæ christianæ (1555) de San Pedro Canisio y la doctrina christiana de Belarmino (1589). Sin embargo, es evidente que los preceptos de la Iglesia, como un cuerpo particular y distinto de leyes, fueron reconocidos mucho antes del siglo XVI. La afirmación de que fueron formulados por primera vez de manera definitiva por San Pedro Canisio no está justificada.
Clasificación de los Mandamientos de la Iglesia
La Iglesia, en su autoridad suprema, no ha definido nada con respecto a la forma y el número de los mandamientos de la Iglesia. El Concilio de Trento, si bien recomendó de manera general en su vigésimo quinta sesión la observancia de estos preceptos, no dice nada sobre ellos como un cuerpo particular de leyes. Tampoco se hace ninguna mención específica de ellos en el catechismus ad parochos publicado por orden del concilio y conocido como el catecismo del concilio de trento o catecismo romano.
Hemos visto que Santo Tomás de Aquino enumera diez de estos mandamientos, mientras que Martín de Azpilcueta menciona solo cinco. Este último número es el que da San Pedro Canisio. Según este autor, los preceptos de la Iglesia son:
- Observar los días festivos establecidos por la Iglesia.
- Asistir a misa reverentemente en estos días festivos.
- Observar los ayunos en los días de las estaciones establecidas.
- Confesarse con el propio pastor anualmente.
- Recibir la Sagrada Comunión al menos una vez al año, y que sea alrededor de la fiesta de Pascua.
Debido sin duda a la influencia de Canisio, los catecismos generalmente utilizados en la actualidad en toda Alemania y Austria-Hungría han adoptado la enumeración anterior. Sin embargo, el cuarto precepto ha sido modificado para permitir que la confesión se haga a cualquier sacerdote debidamente autorizado.
En América Latina, el número de preceptos de la Iglesia también es cinco; este es el número, como hemos visto, establecido por Azpilcueta en el siglo XVI. Sin embargo, aquí el primer y segundo mandamiento en la tabla de Canisio se combinan en uno, y aparece el precepto de pagar los diezmos. Cabe destacar también que el precepto de la confesión anual es más específico; ordena que esta confesión se haga en Cuaresma, o antes, si hay peligro de muerte.
Los catequistas franceses e italianos cuentan seis preceptos de la Iglesia, la enumeración dada por Belarmino. Según este escritor, los mandamientos de la Iglesia son:
- Asistir a misa los domingos y días festivos.
- Ayunar durante Cuaresma, en las vigilias prescritas y los días de ayuno.
- Abstenerse de comer carne los viernes y sábados.
- Ir a confesarse una vez al año.
- Recibir la Sagrada Comunión en Pascua.
- Pagar los diezmos.
- No solemnizar el matrimonio durante los tiempos prohibidos.
Los catecismos franceses, siguiendo el de Bossuet, omiten los dos últimos preceptos, pero mantienen el mismo número que el dado por Belarmino. Lo hacen haciendo que dos mandamientos cubran las obligaciones de observar el domingo y los días festivos, y dos también con respecto a las obligaciones de ayuno y abstinencia. Se observará fácilmente que la omisión por parte de los escritores franceses del mandamiento de pagar los diezmos se debió a las condiciones locales.
En un catecismo de doctrina cristiana aprobado por el Cardenal Vaughan y los obispos de Inglaterra, se enumeran seis mandamientos de la Iglesia:
- Santificar los domingos y días festivos de obligación, asistiendo a misa y descansando de las tareas serviles.
- Cumplir los días de ayuno y abstinencia establecidos por la Iglesia.
- Ir a confesarse al menos una vez al año.
- Recibir el Santísimo Sacramento al menos una vez al año, y que sea en Pascua o alrededor de ella.
- Contribuir al sustento de nuestros pastores.
- No casarse dentro de cierto grado de parentesco ni solemnizar el matrimonio en los tiempos prohibidos.
Esta lista es la misma que la que los Padres del Tercer Concilio Plenario de Baltimore (1886) prescribieron para los Estados Unidos.
¿Cuáles son las leyes de la Iglesia Católica?
Las leyes de la Iglesia Católica son un conjunto de normas y principios que tutorialn la vida de los fieles. Estas leyes se basan en la doctrina cristiana y tienen como objetivo promover la santidad y el bienestar espiritual de los miembros de la Iglesia. Las leyes de la Iglesia se dividen en dos categorías principales:
Leyes Divinas
Las leyes divinas son aquellas que Dios ha revelado a la humanidad. Estas leyes son inmutables y eternas, y se encuentran en la Biblia y en la Tradición de la Iglesia. Algunos ejemplos de leyes divinas son los Diez Mandamientos, el mandamiento del amor y la obligación de recibir los sacramentos.
Leyes Eclesiásticas
Las leyes eclesiásticas son aquellas que la Iglesia ha promulgado para regular la vida de sus miembros. Estas leyes se basan en la ley divina y tienen como objetivo garantizar la buena ordenación de la Iglesia y la aplicación de la doctrina cristiana a la vida cotidiana. Algunas leyes eclesiásticas son:
- La obligación de asistir a misa los domingos y días festivos : Esta ley se basa en el mandamiento divino de santificar el día del Señor. La misa es el centro de la vida cristiana y es una obligación para todos los católicos.
- La obligación de confesar los pecados graves al menos una vez al año : Esta ley se basa en el mandamiento de Cristo de arrepentíos y creed en el evangelio . La confesión es un sacramento que nos permite recibir el perdón de Dios y reconciliarnos con Él.
- La obligación de recibir la Sagrada Comunión al menos una vez al año durante la Pascua : Esta ley se basa en el mandamiento de Cristo de tomad y comed, este es mi cuerpo . La Sagrada Comunión es el sacramento del cuerpo y la sangre de Cristo, y nos une a Él de manera profunda.
- La obligación de ayunar y abstenerse de carne durante la Cuaresma : Esta ley se basa en la tradición de la Iglesia primitiva y en la práctica de Jesús. El ayuno y la abstinencia son prácticas espirituales que nos ayudan a prepararnos para la Pascua.
- La obligación de pagar los diezmos : Esta ley se basa en la enseñanza de la Biblia sobre la necesidad de compartir nuestros bienes con los necesitados. Los diezmos son una forma de contribuir al sostenimiento de la Iglesia y de ayudar a los pobres.
- La obligación de no contraer matrimonio dentro de ciertos grados de parentesco : Esta ley se basa en la ley natural y en la enseñanza de la Iglesia sobre la importancia de la familia. El matrimonio es un sacramento que une a dos personas para siempre, y la Iglesia busca proteger la santidad del matrimonio y la familia.
Consultas Habituales
¿Por qué existen las leyes de la Iglesia?
Las leyes de la Iglesia existen para guiar a los fieles en el camino de la santidad y para garantizar la buena ordenación de la Iglesia. Estas leyes se basan en la ley divina y en la experiencia de la Iglesia a lo largo de los siglos.
¿Son las leyes de la Iglesia obligatorias para todos los católicos?
Sí, las leyes de la Iglesia son obligatorias para todos los católicos. Sin embargo, es importante recordar que la Iglesia no busca imponer reglas arbitrarias, sino que busca guiar a sus miembros en el camino de la santidad.
¿Qué sucede si un católico no cumple con las leyes de la Iglesia?
Si un católico no cumple con las leyes de la Iglesia, puede incurrir en pecado. La gravedad del pecado depende de la naturaleza de la ley que se ha violado y de la intención del individuo.
¿Pueden las leyes de la Iglesia cambiar?
Sí, las leyes de la Iglesia pueden cambiar, pero solo con la autoridad del Papa o de un concilio ecuménico. La Iglesia tiene la autoridad para adaptar sus leyes a las necesidades de los tiempos, pero siempre manteniendo la fidelidad a la ley divina y a la tradición de la Iglesia.
¿Cómo puedo aprender más sobre las leyes de la Iglesia?
Puedes aprender más sobre las leyes de la Iglesia consultando el Catecismo de la Iglesia Católica, hablando con un sacerdote o leyendo libros sobre doctrina católica.
Las leyes de la Iglesia son un regalo de Dios para la Iglesia y para sus fieles. Estas leyes nos ayudan a vivir una vida santa y nos acercan a Dios. Es importante que todos los católicos conozcan y obedezcan las leyes de la Iglesia, ya que estas leyes son una expresión del amor de Dios por nosotros.
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