La Incensación en la Misa: Un Ritual de Aroma y Significado

En el corazón de la liturgia católica, la incensación se presenta como un ritual antiguo y significativo, que impregna la celebración con un aroma especial y simboliza la ascensión de nuestras oraciones a Dios. Este acto, que consiste en quemar incienso durante la misa, es mucho más que un simple gesto: es una expresión de fe, una evocación de la presencia divina y una conexión con la tradición ancestral de la Iglesia.

Índice

Un Ritual con Raíces Profundas: El Origen del Incienso en la Liturgia

El uso del incienso en la liturgia tiene raíces profundas en la historia de las religiones. Ya en el Antiguo Testamento encontramos referencias al incienso como ofrenda a Dios, como símbolo de oración y como elemento purificador. En el libro del Éxodo, se describe la construcción del Tabernáculo, donde se menciona la utilización de incienso en el altar de los perfumes: harás también un altar para quemar incienso; lo harás de madera de acacia. tendrá un codo de largo, un codo de ancho, y dos codos de alto; sus cuernos serán de una sola pieza con él. (Éxodo 30:1-3).

En el Nuevo Testamento, el incienso se relaciona con la oración, la adoración y la presencia divina. En el Apocalipsis, se describe la visión de un ángel que ofrece incienso en el altar celestial: otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. y de la mano del ángel subió a la presencia de dios el humo del incensario, y lo llenó del fuego del altar. (Apocalipsis 8:3-4).

La Iglesia Católica ha mantenido la tradición del uso del incienso a lo largo de los siglos, incorporándolo a su liturgia como un elemento fundamental. La incensación se realiza en diversos momentos de la misa, con diferentes significados, pero siempre con la intención de elevar nuestras oraciones al cielo y de manifestar nuestra fe en la presencia de Dios.

La Incensación en la Misa: Un Acto Simbólico y Litúrgico

La incensación en la misa es un acto simbólico que tiene varios significados:

  • Ascensión de la oración: El humo del incienso simboliza la ascensión de nuestras oraciones a Dios. Al igual que el humo se eleva hacia el cielo, nuestras plegarias se elevan a la presencia divina.
  • Presencia de Dios: El incienso también evoca la presencia de Dios en medio de nosotros. El aroma del incienso crea un ambiente especial, que nos ayuda a sentir la presencia divina en la celebración.
  • Purificación: El incienso tiene un significado purificador. En la tradición cristiana, el incienso se utiliza para purificar el ambiente y para simbolizar la purificación de nuestras almas.
  • Reverencia y Adoración: La incensación es un acto de reverencia y adoración. Se utiliza para honrar a Dios, a la Virgen María, a los santos y a las reliquias.

Los Elementos de la Incensación: El Incensario, la Naveta y el Incienso

Para realizar la incensación se utilizan varios elementos:

  • El Incensario: El incensario es un recipiente metálico con agujeros, donde se colocan los carbones encendidos y el incienso. El incensario se balancea para que el humo del incienso se extienda por el espacio.
  • La Naveta: La naveta es un recipiente que se utiliza para guardar el incienso. Es una pequeña caja con tapa, generalmente de metal, que se acerca al celebrante para que pueda tomar el incienso con una cuchara especial.
  • El Incienso: El incienso es una resina aromática que se quema para producir humo. El incienso se utiliza en la liturgia católica desde hace siglos y se considera un elemento sagrado.

Cómo se Realiza la Incensación en la Misa

La incensación se realiza en diferentes momentos de la misa, según el rito y la tradición de la Iglesia. En general, se puede decir que la incensación se realiza de la siguiente manera:

A. Los Ministros

La incensación es realizada por un acólito, quien es responsable de portar el incensario y de balancearlo durante la celebración. A este acólito se le llama turiferario.

El turiferario debe tener cuidado de sostener el incensario de forma segura, utilizando el meñique de la mano derecha para sujetar la argolla del disco y el pulgar o índice de la misma mano para sostener la otra argolla. La mano izquierda se coloca sobre el pecho.

En algunos casos, otro acólito puede portar la naveta, la cual se lleva en la mano derecha, con la mano izquierda sobre el pecho. Si solo hay un acólito, este puede llevar la naveta en la mano izquierda, pegada al pecho, mientras que en la derecha lleva el incensario.

B. La Preparación del Incensario

Antes de la celebración litúrgica, el incensario se prepara en la sacristía, colocando carbones encendidos en su interior. Antes de cada incensación, se coloca incienso en el turíbulo. La norma general es que el celebrante principal coloque los granos de incienso, aunque en ocasiones como para incensar el Cuerpo y Sangre de Cristo en la consagración, puede hacerlo otro ministro.

Para poner el incienso, el turiferario pasa el turíbulo a la mano izquierda y toma la cadena unida a la tapa con la mano derecha, levantándola. Luego, sujeta esa cadena con la mano izquierda y con la mano derecha toma las cuatro cadenas por la mitad, elevando el incensario a la altura del pecho del celebrante. En ese momento, otro acólito acerca la naveta destapada al celebrante. El celebrante toma incienso de la naveta con la cuchara y lo deposita sobre los carbones encendidos. Luego, bendice el incienso con el signo de la cruz, sin decir nada. En la forma tradicional, al inicio de la misa, se bendice diciendo: ab illo benedicaris, in cuius honore cremáberis (Seas bendecido por Aquél en cuyo honor serás quemado).

Una vez que el celebrante ha bendecido el incienso, el turiferario baja la mano derecha y suelta las cadenas, pasando el disco de la mano izquierda a la derecha.

En el caso de la liturgia episcopal, hay algunas variaciones. Si el obispo se encuentra en la cátedra o en la sede, se sienta para poner incienso en el incensario, de lo contrario, lo hace estando de pie. El diácono, si lo hay, le presenta la naveta cuando se prepara el turíbulo fuera de la cátedra.

Si el celebrante es quien va a incensar, como ocurre en el ofertorio, el turiferario toma las cadenas por la mitad con la mano izquierda y entrega el turíbulo al celebrante: le pone el disco en la mano derecha y las cadenas en la mano izquierda. Si el celebrante es obispo, el turiferario le debe dar el incensario al diácono, quien se lo entrega al obispo de la forma ya descrita.

C. Cómo Incensar

Quien va a incensar toma el disco y la parte superior de las cadenas con la mano izquierda, dejándola descansar contra el pecho. Con la mano derecha, deja que las cadenas pasen entre el dedo índice y medio, asegurándolas con el pulgar para controlar y dirigir fácilmente el incensario.

Una vez que ha tomado el turíbulo, puede incensar. Pero antes, debe hacer una reverencia hacia el objeto o persona que se incensará, salvo que sea el altar y las ofrendas para el sacrificio de la misa.

Tras la reverencia, se acerca el incensario hasta el pecho y se levanta hasta la altura de la cabeza, excepto cuando se inciensa el altar, que se queda en el mismo nivel. Luego, se mueve el turíbulo hacia delante y hacia atrás de la persona u objeto que se inciensa. Si se hace este movimiento una sola vez, se denomina ictus. Si se hace dos veces, se llama ductus.

Con tres ductus se inciensa:

  • El Santísimo Sacramento (se inciensa de rodillas).
  • La reliquia de la Santa Cruz.
  • Las imágenes del Señor expuestas solemnemente.
  • Las ofrendas.
  • La cruz del altar.
  • El libro de los Evangelios.
  • El cirio pascual.
  • El Obispo o el presbítero celebrante.
  • La autoridad civil que por oficio está presente en la sagrada celebración.
  • El coro y el pueblo.
  • El cuerpo del difunto.

Con dos ductus se inciensan:

  • Las reliquias e imágenes de los Santos expuestos para pública veneración (solo al inicio de la celebración).
  • El altar (solo al inicio de la celebración).

Finalmente, con ictus se inciensa el altar de la siguiente manera:

  • Si el altar está separado de la pared, el sacerdote lo inciensa dándole enteramente la vuelta.
  • Si el altar no está separado de la pared, el sacerdote, mientras camina, inciensa primero la parte derecha, luego la parte izquierda del altar.
  • Si la cruz está sobre el altar o junto a él, se inciensa antes que el mismo altar; si no, cuando el sacerdote pasa delante.

Cuando se hace la incensación del ofertorio, antes de incensar el altar, deben incensarse las ofrendas. Esto se puede hacer con tres ductus, como se dijo, o haciendo la señal de la cruz con el incensario sobre las ofrendas.

Es aconsejable, después de cada ductus, bajar un poco la mano derecha y volver a subir hasta la altura de la cara para el siguiente ductus, para que se distingan bien los movimientos de la incensación.

D. Cuándo se Usa el Incienso

En la misa, se usa el incienso en los siguientes momentos:

  • Durante la procesión de entrada.
  • Al comienzo de la misa, para incensar el altar.
  • Para la procesión y proclamación del Evangelio.
  • En la preparación de los dones, para incensar las ofrendas, el altar, la cruz, al celebrante, a los concelebrantes y al pueblo.
  • En el momento de mostrar la hostia y el cáliz, después de la consagración.

También se usa incienso en otras celebraciones litúrgicas, como se describe en los libros litúrgicos:

  • En la dedicación de una iglesia y de un altar.
  • En la consagración del sagrado crisma, cuando se llevan los óleos benditos.
  • En la exposición del Santísimo Sacramento con la custodia.
  • En las exequias de los difuntos.
  • En las procesiones de la Presentación del Señor, del Domingo de Ramos, de la Misa en la Cena del Señor, de la Vigilia pascual, en la solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo; en la solemne traslación de las reliquias, y en general en las procesiones que se hacen con solemnidad.
  • En Laudes y Vísperas solemnes, se puede incensar el altar, al Obispo y al pueblo mientras se canta el cántico evangélico.

El Significado del Incienso en la Misa: Más que un Aroma

El incienso en la misa no es solo un aroma agradable, es un símbolo con un significado profundo. El humo del incienso, que se eleva hacia el cielo, simboliza la ascensión de nuestras oraciones a Dios. La presencia del incienso en la celebración nos recuerda la presencia de Dios en medio de nosotros, y nos ayuda a sentirnos más cerca de Él.

El incienso también tiene un significado purificador. En la tradición cristiana, el incienso se utiliza para purificar el ambiente y para simbolizar la purificación de nuestras almas. Al incensar el altar, las ofrendas y a los fieles, se busca purificar el espacio sagrado y preparar el corazón para la celebración de la Eucaristía.

El incienso nos recuerda también la presencia de la Iglesia universal, ya que su uso se remonta a los primeros siglos del cristianismo. La incensación es una tradición que nos conecta con la historia de la Iglesia y con la fe de nuestros antepasados.

Consultas Habituales sobre la Incensación

¿Por qué se utiliza el incienso en la misa?

El incienso se utiliza en la misa por su significado simbólico. El humo del incienso representa la ascensión de nuestras oraciones a Dios, la presencia de Dios en medio de nosotros y la purificación de nuestras almas.

¿Cuándo se utiliza el incienso en la misa?

El incienso se utiliza en la misa en varios momentos, como la procesión de entrada, la incensación del altar, la procesión del Evangelio, la preparación de los dones y la consagración.

¿Cómo se realiza la incensación en la misa?

La incensación se realiza con un incensario, un recipiente metálico con agujeros donde se colocan carbones encendidos y el incienso. El incensario se balancea para que el humo del incienso se extienda por el espacio.

¿Qué significa la incensación del Santísimo Sacramento?

La incensación del Santísimo Sacramento es un acto de profunda adoración y reverencia. Se realiza con tres ductus, es decir, tres movimientos hacia delante y hacia atrás con el incensario. El humo del incienso simboliza la ascensión de nuestras oraciones a Dios y la presencia de Dios en el Santísimo Sacramento.

¿Se utiliza el incienso en todas las misas?

No, el incienso no se utiliza en todas las misas. Su uso depende del rito y la tradición de la Iglesia. En algunas misas, el incienso se utiliza solo en algunas ocasiones especiales, mientras que en otras misas se utiliza con más frecuencia.

La Incensación, Un Ritual de Fe y Tradición

La incensación en la misa es un ritual antiguo y significativo, que nos conecta con la tradición de la Iglesia y con la fe de nuestros antepasados. El incienso, con su aroma especial y su simbolismo profundo, nos ayuda a elevar nuestras oraciones a Dios, a sentir su presencia en medio de nosotros y a purificar nuestras almas. La incensación es un acto de fe, un acto de adoración y un acto de unión con la Iglesia universal.

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